Casa Natal de Beata Petra

La fiesta de la Beata Madre Petra se celebra el 16 de octubre, ella fue una mujer con un corazón grande, capaz de amar a Dios sobre todas las cosas y descubrir su presencia en cada una de las personas que Dios puso en su camino. Nació en un precioso pueblo de Málaga, el Valle de Abdalajís (Antequera) el 7 de diciembre de 1845. Fue una niña llena de vitalidad y fantasía, aunque perdió a su madre con sólo 3 años.

Sin embargo, no le faltó el cariño de su abuela y de toda su familia, donde aprendió la ternura y el cariño de una madre hacia sus hijos. Fueron pasando los años y sintió gusto por las cosas de Dios y leer vidas de santos. A los 15 años experimentó en su corazón un sentimiento diferente: llega el primer amor. Este amor la desbordó hasta los preparativos de la boda, cuando los acontecimientos políticos hicieron que esta relación se rompiera.

El deseo de servir a Dios volvió a ella y tras tomar la decisión, lo primero que hizo fue abrir la Casa de los Pobres, donde con otras tres jóvenes formaron la primera comunidad, en la que acogieron a los pobres del pueblo y que hoy, ubicada en su Casa Natal, continúa la obra iniciada por ella. Con los pobres compartió sus alegrías y sufrimientos, trabajó día y noche y no pocas veces pasó hambre y tuvo poco tiempo para dormir. Sin embargo, a los pobres siempre les llegó lo mejorcito y en abundancia, ya que ellas pasaban el día pidiendo por los cortijos de los alrededores para ellos.

Las necesidades eran muchas por lo que se abrió otra casa en Álora, para atender a más ancianos. De allí marcharon a Vélez-Málaga, donde hicieron el 2 de febrero de 1881 sus primeros votos. “Hijas, habéis nacido con el Niño Jesús”, les dijo el Obispo (la Navidad de 1880); seréis Madres de Desamparados. Una vez constituida la congregación, llegaron a ella muchas jóvenes sintiendo la misma llamada, por lo que se hizo necesario abrir una casa noviciado en el barrio de Huelin, en Málaga (año 1882).

En 1883 inauguró el primer colegio de enseñanza de la congregación en Ronda, para salir al paso de otra necesidad: la formación religiosa y humana de la niñez y la juventud. El amor inquieto de esta mujer la llevó hasta Gibraltar (1884), Andújar (1885), Barcelona (1886), Martos (1887), donde fue abriendo nuevas casas para los ancianos. En Valencia (1893) fue donde Madre Petra encontró el lugar definitivo para el noviciado, a la sombra de la Virgen de los Desamparados. Además, creó un hogar de niñas necesitadas. Terminó sus fundaciones allí donde había empezado, en Málaga, en un pueblo llamado Arriate donde abrió una residencia para ancianos. Entre las últimas celebraciones de esta congregación en la diócesis destacan la del 125 aniversario del colegio-hogar de Martiricos, en Málaga, y la inauguración de la Casa de Espiritualidad del Valle de Abdalajís en marzo de este año.